miércoles, 4 de marzo de 2015

De Vuelta Casa...

Mayté volvió a buscar a su Leo, pero éste otra vez desapareció, así ella fue saliendo de la iglesia, buscándolo pero no lo encontraba, al salir de la iglesia, vio a su Leo, subir en un taxi y partir...

No lo podía creer, ella se acababa de casar y su Leo, su amor verdadero, decidió marcharse ¿no que lucharía por nosotros? ¿No que lucharía por reconquistarme? ¿No que lucharía por hacerme feliz? se preguntaba Mayté una y otra vez, la verdad no entiendo lo que está pasando, él dice que me ama pero decide marcharse... lo miré fijamente a los ojos, diciéndole con mi mirada: vamos rescátame, vamos párate e invítame a salir, vamos que si me lo pides me voy detrás tuyo... pero no hizo nada, no hizo absolutamente nada; solo dejo que arruinara mi vida, condenándome a vivir al lado de Marcos, y ahora él se va...

Por su parte Leonardo, en el taxi, no dejaba de llorar, no podía comprender como es que Mayté pudo haberse casado, si a quien amaba era a él; ¿acaso Mayte no entendió el mensaje? se preguntaba, ¿no fue suficiente con citarla a un lugar público y allí en medio de tanta gente robarle un beso? ¿Acaso no comprendió que esa era mi estrategia? Decirle que lucharía por su amor, besarla y luego escapar, para que así ella escapara conmigo; y luego cuando me vio en la iglesia, ¿acaso no entendió lo que le decía entre labios? -TE AMO, VEN SALGAMOS Y SEAMOS FELICES...- se lo decía una y otra vez, pero no, ella sólo lloro y de nuevo, como hace años, me volvió a dar la espalda, a negarme su amor e ir con otro.

A veces esto del amor es complicado, mientras Mayté esperaba que su Leo la llevase lejos de la iglesia, Leonardo esperaba que Mayté dejara esa farsa y se quedara con él en el parque donde la había citado; una vez más el orgullo de ambos fue el ganador y cada quien decidió hacer su propio camino.

Leonardo se fue hacia el terminal, tomo un bus de salida a su tierra querida Moyobamba, y en el terminal mientras esperaba que éste llegara decidió escribir una nueva carta de amor para Mayté:

- Hola Mayté,
¿Qué tal? ¿Cómo va tu vida de casada? ¿Lo disfrutas? ¿Es como lo pensabas? ¿Eso era lo que querías?... recuerdo que por años, cuando salíamos juntos y pasábamos por aquel puentecito, te tomaba de la mano y decía "aquí es donde nos vamos a casar, porque aquí inició nuestra historia", y tú sólo reías, a veces te sonrojabas y otras veces con un beso apasionado no me dejabas terminar, la frase que ya conocías de memoria, pero nunca, jamás de los jamases me dijiste: Sí así será; y la verdad es que no comprendo porque no te atrevías a dar ese paso, no comprendo porque si supuestamente nos amábamos lo nuestro sólo era una cosa de chiquillos, de vernos los fines de semana, de salir a pasear por el barrio y de hablarnos por teléfono entre semana, desearnos las buenas noches, y al día siguiente al despertar llamarte para, antes del cantar de los pajaritos, escuche primero tus besos; este largo o corto caminar, no lo sé, me ha enseñado que no siempre es bueno confiar en quien amas, me ha enseñado que a veces los planes que armas de nada sirven si la otra persona no piensa igual, me ha enseñado a ser duro, muy duro conmigo y con mis sentimientos; y aunque te moleste, todo esto te lo debo a ti, Sí fuiste tú mi maestra, sin embargo aún te amo, aún muero por ti, aún estoy dispuesto a olvidarlo todo y volver a empezar, te busqué, viaje por todos lados, siempre detrás tuyo y siempre estuve cerca muy cerca de ti, pero cuando iba a tu encuentro tú ya habías partido a otro lado y es así, como un día sin necesidad de proponérmelo, porque ya había perdido toda esperanza, te volví a encontrar, aquel día en la boutique me sentí el hombre más feliz del mundo, sentí que la vida volvió a mí, y todo estaba bien, hasta que me enteré que te casabas; realmente no lo quise creer, pensé que me estabas jugando una broma, pero era verdad; entonces esa felicidad volvió nuevamente a convertirse en frialdad, y a esconder otra vez mis sentimientos, quise recuperarte, quise que escaparas conmigo, porque eso me lo pedían tus ojos, pero mi timidez no me dejaba, me atormentaba el sólo hecho de pensar que si me atrevía hacerlo la lluvia de críticas no resistirías y me dejarías; pero lo intenté, quise vencer el miedo y te llame, y tu respondiste, por un momento pensé que te irías conmigo; ese día de tu boda, cuando te bese, era eso lo que quería, que no sólo me besaras, sino que tomaras mi mano y que me siguieras, pero No; como siempre tus caprichos te hicieron declinar; luego me fui a la iglesia, para ver si allí te atrevías a seguirme, pero No, muy orgullosa me miraste a los ojos y te casaste con otro; no sabes cómo está mi corazón ahora, destrozado, totalmente devastado, sin ganas de vivir, sin ganas de nada de absolutamente nada, de tirarme al vacío para ver si allí encuentro ese amor que me andas negando; cuando subí al taxi lo único que quería era huir, así que me fui a mi trabajo y renuncie ¿de qué me sirve quedarme en la misma ciudad en donde está mi amada si ella no está conmigo?, luego vine al terminal y ahora parto a Moyobamba, mi tierra, te amo, pero esto es más fuerte que yo y la verdad es que no lo resisto... hasta pronto y bueno aún estoy dispuesto a olvidarlo todo y volver foja cero, sólo es cuestión de tú me lo pidas.... Ich Lieve Dich... Leo-

Luego de escribir la carta, la doblo y guardó entre las páginas de un libro, que se convertiría en su nuevo compañero de aventuras; el bus llegó, la terramoza llamó a los pasajeros para que abordaran, entonces Leonardo se paró de su asiento, y con lágrimas en los ojos subió al bus, se dirigió a su asiento y en el instante se quedó dormido.

Cuando el bus llegó a Chiclayo para recoger al resto de pasajeros, Leonardo despertó y mientras se daba un estirón, a lo lejos reconoció a una vieja amiga de la secundaria, la misma que se le acercó y coincidentemente se sentó a su lado

-¿Luz, eres tú?-
-Claro pues tontín, quien más sino- respondió ella.
-¿cuánto tiempo? no lo puedo creer- replicó Leonardo
-si pues, a veces las cosas pasan sólo porque sí y bueno a seguir no más- contestó Luz

El bus reinició su recorrido, y ellos no dejaban de hablar...