sábado, 24 de abril de 2021

Los Goleadores del Sur


Hoy no será un día cualquiera, hoy juegan “Los inigualables del Norte” contra “Los Goleadores del Sur”; ese será uno de los partidos de fútbol más infartantes que he podido escuchar y al cual mi familia y yo asistiremos. 

Ambos equipos se enfrentan en un peculiar partido a muerte en donde todo puede pasar, se disputan el campeonato del pueblo; según los organizadores, han dispuesto de un torete por cada jugador, como premio por obtener la copa; mi primo, es uno de los mejores jugadores con los que cuenta el equipo de “los goleadores”, y francamente, si llegase a ganar el campeonato, lo cual es probable, yo no sé qué hará con ese torete; pero, aquí estamos, prestos en ir al estadio a gritar a todo pulmón: “mete ya ese gol”


Llegamos al estadio, el clima está un poco indeciso, nubes negras cubren la mitad de la cancha y en la otra mitad, un sol resplandeciente; falta algo de media hora para que inicie la jornada, la gente sigue llegando, el estadio poco a poco se va llenando, esto es, por demás, emocionante. 


Comienza el partido, “los inigualables del norte” empiezan atacando a la defensa de “los goleadores del sur”, tal parece que ellos hoy no han venido con ganas de meter esa pelota; esta actitud le da una gran ventaja a “los inigualables”, quienes ya han invadido el campo contrario, en cualquier momento empieza la lluvia de goles. 


Ha culminado el primer tiempo, y, efectivamente señores, empezó la lluvia, pero la lluvia de granizo; hemos tenido que abandonar las tribunas e ir, junto con los demás, a buscar un mejor refugio donde la lluvia no nos alcance; el tiempo de descanso se ha extendido, debido a la lluvia, ya van por los 30 minutos de inactividad, mi padre dice que si esto sigue así, es probable que el partido se reprograme; en fin, esperaremos un poco más. 


Han pasado 10 minutos y por fin la lluvia ha parado; el árbitro junto a los jueces de línea hacen un recorrido por toda la cancha para ver su estado; se ha puesto a criterio de los capitanes si desean o no reprogramar el partido, pero, los capitanes de ambos equipos se niegan, ellos quieren seguir jugando, ellos quieren llevarse el trofeo y los toretes a casa.


Ha sido una elección difícil, la hinchada está presionando la cosa, los árbitros vuelven a revisar el estado de la cancha, el cielo se ha despejado y al parecer el sol volverá a brillar por estos lares; y sí, parece que van a volver a jugar, sí señores, sí, el partido se reinicia. 


Empieza un segundo tiempo con unos jugadores más descansado; en el caso del equipo de “los goleadores”, parece que este tiempo les ha servido para retomar fuerzas pero también para cambiar de actitud; han entrado con fuerza, han invadido la cancha contraria, han atacado por todos lados y han logrado hacer todos los goles que han prometido; mi primo se ha lucido con tres de los cinco tantos anotados. 


Sonó el pitazo final, ya las cosas están decididas, “los goleadores del sur” han vuelto a ganar el campeonato, han levantado esa copa y ahora, con todos los toretes ganados, que son como veinte, han decidido poner una granja pecuaria; pronto tendremos becerritos, pronto tendremos leche fresca, queso, quesillo, carne y, quién sabe, una nueva copa. 


domingo, 18 de abril de 2021

Súper Choclo


Érase una vez, en un reino muy pero muy cercano, la existencia de un caballero amable, de corazón sencillo, dueño de una suave voz y de unos ojos con súper láser, tenía una cabellera rubia y por capa, usaba unas cuantas pancas, “Súper Choclo” era su nombre, anda siempre montado sobre un bello y fuerte unicornio. 

Cierto día, un pequeño monstruo, en forma de gato, decidió atacar el reino; el valiente caballero entonces, al enterarse de semejante atrevimiento, se montó a su unicornio y empezó a sobrevolar por todo el reino, hasta encontrarse cara a cara con tan mentado monstruo, a quien estaba decidido enfrentar.

Tras horas y horas de una intensa batalla, el caballero notó que aquel temible monstruo, era en realidad, el famoso Gato con Botas, un peculiar felino que venía huyendo de las garras de la Bruja del 71. Súper Choclo, al darse cuenta de ello, decidió poner en alto la batalla y pedir disculpas al gatito, por haberlo atacado tan bruscamente. 

Ya más tranquilos, el Gato con Botas decidió contar a Súper Choclo, la razón por la cual había invadido su reino; resulta que él, era un gato muy pero muy tranquilo, que vivía en el tejado de una de las casas de la Vecindad del Chavo; cierto día, abrumado por el hambre, decidió entrar a la cocina de la Bruja del 71 para robarse unas cuantas presas de pollo que ella tenía sobre una de las mesas; estaba con concentrado en saciar su hambre, que no se dió cuenta cuando la bruja entró. 

Al ser descubierto, empezó a correr y a correr sin rumbo, pues sabía que si aquella iracunda mujer lo atrapaba, le haría mucho daño; la bruja, al ver que no era posible atrapar al gato tan fácilmente, decidió lanzarle un hechizo, ordenó entonces, que en sus patas traseras, se coloquen unas botas con espuelas del tal forma que al caminar, la bruja pueda saber dónde está y así al fin, lo pueda atrapar. 

Súper Choclo, se entristeció mucho con aquella historia, que decidió dar abrigo y comida a aquel gatito, pero además, le prometió serían inseparables amigos; quien sabe y a lo mejor, un día formen una banda con mucha más gente curiosa.


sábado, 10 de abril de 2021

El auto rosa

Una noche cualquiera, ví, por la ventana de mi casa, un auto rosa pasar a toda velocidad; bueno, yo digo que era rosa, aunque es probable que haya sido de otro color. Me pareció sorprendente ver pasar este auto, de hecho, nunca antes ví uno de ese color, y menos en ese modelo; era un wolsvagen del ‘94, bueno, digo del ‘94 aunque en realidad yo no sé nada de autos pues, a las justas y manejo mi bicicleta y una moto sin embrague. 


El chiste está en que a los pocos segundos que este auto pasó, escuché un fuerte golpe, algo así como un choque, inquieto salí de inmediato a la vereda de mi casa, a fin de ver ¿qué pasó?; y sí, efectivamente, aquel auto rosa estaba estacionado en la siguiente esquina, y la gente poco a poco estaba empezando a rodearlo; yo, como quería saber más detalles, también me acerqué. 


Al llegar, una dama de unos 50 años bajaba de aquel carro, llevaba un vestido azul eléctrico extravagante, nada llamativo, y en sus manos un juego de llaves, parecía ser la única tripulante de este auto; estaba temblorosa, nerviosa, gritaba desesperadamente, sus ojos pedían ayuda pero al mismo tiempo quería huir. 


Me acerqué más y me di cuenta del problema, aquel auto rosa provocó un accidente con una de las motos que venía del otro lado de la calle, no era para menos, a la velocidad con la que manejaba esta dama era fijo que podía ocasionar un accidente; entonces, comprendí que su frenada aparatosa, la inexplicable forma en que estacionó el auto, los gritos desesperados, no eran más que eso, que una grito de auxilio, de socorro, de -¡ayúdenme con el joven que acabo de golpear!-. 


Fui a ver al conductor de la motocicleta, el chico estaba agonizando, el golpe fue fatal, grandes cantidades de sangre brotaba de su cabeza, los zapatos tirados por delante de él, la llanta de la moto estaba doblada y de su cartera, habían caído un sin número de papeles en blanco; la verdad es que yo no podía ayudar a esta mujer, ni mucho menos a este joven, de hecho, nadie podía, no me quedó otra opción que llamar a la policía para reportar el incidente y esperar a que llegue.

Cuando la policía llegó, sólo pudieron certificar la muerte del muchacho; el médico legista y el fiscal llegaron para ordenar el levantamiento del cadáver; aquella dama fue detenida y llevada a la comisaría para la toma de su declaración y se le inicie el debido proceso; un efectivo policial se encargó de conducir su vehículo rosa al depósito, y otros efectivos, subieron la moto a la tolva de la camioneta policial y se lo llevaron. 


Han pasado dos días de aquel fatídico accidente, dos días desde el cual no puedo borrar de mi memoria todas esas horrorosas escenas; hoy, es el sepelio de aquel joven, que resultó ser un buen vecino; así es la muerte, nos agarra de sorpresa, es capaz de venir y usar cualquier medio, incluso, un auto rosa. 


sábado, 3 de abril de 2021

Maléfica


¿Alguna vez escuchaste de ella? sí, me refiero a ese personaje que Disney nos presentó como la mala de la película, a ese ser místico de poderes sobrenaturales capaz de mandarte al mismo infierno si así lo quiere, a esa desnaturalizada mujer que se atrevió a hechizar a una indefensa bebita condenándola a muerte y que luego ella misma salvó; habitante de un lugar remoto, tan remoto como tus sueños o como los míos, pero ¿sabes su verdadera historia?.

En algún momento determinado de mi vida, en un día lluvioso como estos, encontré entre unas viejas cajas olvidadas en el almacén, un libro bastante curioso, una de las cosas que me llamó la atención de ese libro, es que si bien es cierto era viejo y llevaba años olvidados allí, sin embargo se mantenía intacto, libre de polvo y parecía nuevo; la verdad es que era un libro fantástico, del cual me enamoré desde su primera historia. 

Allí descubrí, por ejemplo, que Benéfica, su nombre real, era una chica bastante noble, tierna, cariñosa, buena gente; vivía en un valle hermoso lleno de flores, su casa estaba en medio de un jardín y cerca a ella un pequeño río de donde nacía la base de un arcoíris; pero, este no era cualquier arcoíris, no, este era un arcoíris especial de ocho colores mágicos, sí, así como lo lees, tenía ocho colores (rosa, naranja, verde, amarillo, rojo, azul, morado y perla); si lograbas dar con el otro extremo de este arcoíris, todos tus sueños se cumplían. 

El libro cuenta, que uno de esos días, Benéfica, quiso hacer unos cambios en el jardín donde vivía, de pronto quería darle más vida a sus flores, cambiarles el color y su aroma, quería, también, aumentar el caudal del río para que así los colores de su arcoíris brillen con más fuerza, pensó que era necesario tener nuevos animalitos a su alrededor, un par de conejos quizás, y, por qué no, uno que otro unicornio. 

Entonces, inventó un hechizo para ello, tomó su cetro, subió al torreón de su casa y desde allí se dirigió al valle repitiendo estas palabras: -speticus, rascus, nuscus, buscus-; de inmediato, la tierra empezó a moverse fuertemente cual terremoto de nueve grados al punto tal de partirse en dos, las plantas y flores cayeron en el fondo de esa abertura, el río empezó a secarse al tiempo en que el arcoíris se perdía; aquel hechizo le salió mal, en realidad no pensó que le saldría mal, pero sí, le salió pésimo y fue tan pésimo que, lejos de arreglar su jardín lo terminó por destruir.

Recuperar todo lo que había perdido era imposible, recuperarse de aquel dolor, lo era más; dicen que fue desde ese entonces en que Benéfica, se hizo llamar Maléfica, pues todo lo que hacía, lo hacía y le salía mal, muy mal.