En cierta ocasión, una chiquilla, cuyo nombre no recuerdo, tenía la gran necesidad de comprar ropa nueva a fin de renovar su closet; la verdad es que yo jamás entendí esa necesidad, no, por lo general no renuevo mi closet, tengo la costumbre de usar ropa barata, de comprar algo una vez al año o cada dos años o más tiempo, y si alguien me pasa un par de prendas yo feliz y cosas así y cosas así; de manera que esa práctica de renovaciones de closet, jamás entendí.
Todo lo que compraría tendría que hacer juego entre sí; así que empezó por la sección dormitorio, dio un par de vueltas y se encontró con unas almohadas muy lindas de edición limitada pues su diseño era exclusivo, eran unas almohadas de color púrpura rellenas de plumas de pato negro, con unos bordados de estilo amazónico, le gustó tanto que decidió subirlas a su carrito de compras.
Luego de ello, fue a la sección de cobertores, allí encontró una colcha finísima de color marrón, tejida con hilo de cabello de caballo piurano, los bordes tenían una cinta plateada; -sí, esta es ideal para el frío-, se dijo a si misma y, sin pensarlo dos veces, también la subió a su carrito de compras. Y así, seguía comprando más cosas, pasó por unos adornos para su sala, unos utensilios para su cocina y otros detalles; de pronto, se dio cuenta que no estaba cumpliendo con su objetivo principal, comprarse ropa nueva, así que, antes de que se le acabe el dinero de su cartera, subió al tercer piso y empezó con su búsqueda.
Sacaba shorts, polos, camisas, pantalones de diferentes modelos, marcas y precios; algunos de ellos le gustaba, otros no; para saber si la prenda que tomaba era la ideal, pasaba al vestidor, se sacaba sus zapatillas y las colocaba en el sillón que hay dentro, se desvestía y se ponía la prenda elegida, luego, iba a pararse frente al espejo para modelar un poco y sacar sus propias conclusiones; si le gustaba, al carrito de compras y si no, pues las dejaba en el cesto de ropas probadas, -que las trabajadoras lo devuelvan a su sitio-, pensaba, -total, para eso les pagan-, decía y zas una prenda más al cesto.
En medio de tanto alboroto, decidió comprar una ropa de dormir, ya sabes, uno de esos shorts pequeños con una blusa a tiras, que pueda hacer juego con las almohadas de plumas de pato y su colcha de cabello de caballo, que estaban en el carrito; buscó y buscó en medio de tantos modelos, hasta que encontró uno que podía ser el indicado, se lo puso, salió del vestidor y se fue a pararse frente al espejo, -perfecto-, se dijo entre sí, -esta es la prenda ideal para mis noches de sueños locos-, concluyó.
De pronto, vio su reloj y se dio cuenta que se hacía tarde para ir a su cita, se desesperó, pues sus amigas odian la impuntualidad, tanto es así que el castigo, para quien llegue tarde, era pagar el total de lo que se consuma, y ella, aparte de llevar unos minutos tarde, ya no tenía más efectivo para cubrir un gasto adicional. Así que, desesperada, tomó todo lo que separó para comprar, fue a la caja con menos gente y pagó su cuenta; salió de la tienda cual rayo, se fue directo al estacionamiento, subió a su carro y directo al restaurante.

Al final de la velada, pensó, -y ahora, ¿cómo voy a pagar todo esto?... ya sé, siempre traigo dinero de emergencia en el fondo de mis zapatillas…- miró hacia sus pies, se levantó de golpe y horrorizada gritó -¡mierda! dejé mis zapatillas en el vestidor de la tienda-, y se volvió a sentar mientras todos se reían.
3 comentarios:
Mmm,increible si paso???en serio ? que imaginacion no es cierto o si?es sorprendente, yo no podria olvidarme de mis zapatos de eso estoy segura,dificil ,siento el frio del piso ,no lo tolero,solo en la playa ,pero en fin demasiado despistada jajajaja.
Mmm.... No lo puedo creer ,esto no paso o si? Yo no olvidaria ponerme mis zapatos ,sentiria el frio del suelo al toque ,solo en la playa ando descalza .Que despistada e insesible la chica jajjajaj
Ross, ya llegará el momento en que contemos con tu colaboración para una nueva historia...
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